Inmersa en una profunda crisis tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial y con la división del país y de su capital en dos, que la República Federal Alemana se colara en la final de la Copa del Mundo de 1954, celebrada en Suiza, ya había sido una sorpresa para el mundo del fútbol. Y, más aún, que el 4 de julio de 1954 se proclamara campeona ante la gran favorita, la Hungría de Ferenc Puskás, Zoltán Czibor o Sándor Kocsis, entre otros. Si a eso le añadimos el hecho de que en el minuto 8 del partido los magiares ya ganaban por 0-2, tenemos los ingredientes perfectos para una película de tintes épicos.
Alemania Federal remontó el partido y Helmut Rahn se erigió, por encima de todos, como el héroe de la final al marcar un doblete. Precisamente Der Boss, como se le apodaba en los campos alemanes, es el protagonista de la película que recrea este hecho, El milagro de Berna.
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